A finales del siglo XIX los países nórdicos eran zonas pobres agrícolas, y por esa razón sólamente la clase alta podía permitirse tener algún objeto de decoración en casa.
Por lo general en las casas había pocos muebles, de formas sencillas y muy funcionales.
Y fue en 1947 con la exposición de diseño Trienal de Milán cuando se mostró el trabajo de los diseñadores escandinavos.
Tuvo tantísimo éxito que este estilo se extendíó rápidamente a nivel internacional con el nombre “Diseño escandinavo moderno”.
De esa popularidad surgió una exposición que se hizo recorriendo Estados Unidos y Canadá entre 1954 y 1957 cuyo título era “Diseño en Escandinavia”.
Los norteamericanos quedaron encantados y muy sorprendidos por ese nuevo estilo funcional con diseños limpios.
Lo que se exponía era el estilo de vida escandinavo, la sencillez y elegancia, todo ello inspirado en la naturaleza y por supuesto en el clima nórdico creando entornos confortables.
Los diseñadores que fundaron este estilo lo definieron justo como es ahora, con los mismos valores y características.
Y es que la finalidad de la decoración nórdica es mejorar la vida cotidiana en el hogar teniendo una fuerte influencia en la naturaleza.