El Feng Shui por ejemplo, que comenzó hace miles de años en China como una manera de crear lugares sagrados que tuvieran todo lo necesario para la paz del alma y la armonía del cuerpo y la mente.
Se basa en el cumplimiento de unas reglas básicas y muy prácticas que se aplican a la orientación, el diseño y la decoración del lugar en el que convivimos.
La orientación del frente de una vivienda, edificio o habitación es uno de los elementos fundamentales para determinar que el Feng Shui de un sitio sea positivo o negativo.
Al igual que lo es el equilibrio en la energía cromática, es decir, de la combinación de colores, que mucho tiene que ver con lo que ya hemos comentado sobre la luz.
Que una técnica milenaria como el Feng shui hable sobre la importancia de estos factores es un punto a tener en cuenta, ya que no es algo basado en una moda o algo actual.
Se ha demostrado a lo largo de miles de años, pero el Feng Shui es un tema bastante extenso del que hablaremos más adelante, ya que merece ser protagonista.
Volviendo al sol y la orientación de las cosas, la cantidad y el tipo de luz que penetra en un lugar depende de la orientación de la ventana o el espacio por donde pase.
Si ese espacio está situado en dirección hacia el norte, entonces recibirán menor cantidad de luz, al contrario que la dirección sur, que no sólo son las que mayor cantidad de luz recibe, sino también la mejor.
El este y el oeste son puntos en los que la luz se recibirá frontalmente horizontal a principios de la primavera y otoño y con una inclinación creciente al principio del verano.
También debemos tener en cuenta que el sol puede pasar de ser nuestro gran aliado a ser una pesadilla, debido a que puede producir manchas o estropear los materiales de nuestra decoración si su luz incide directamente sobre ellos.
Por eso en determinadas ocasiones una sencilla cortina de lino puede salvar nuestros objetos de perder su color porque filtra la luz del sol y no perjudica las vistas ni la luminosidad en la habitación.
En el caso de exteriores como una terraza, si queremos proteger una zona de la luz directa del sol, existen telas muy resistentes que permiten pasar algo de luz más difusa.
Pero si queremos mantener la decoración más natural un cañizo, brezo o algún tipo de celosía o estructura que se te ocurra, como unos tablones de madera o unas telas cruzadas es una gran opción.